viernes, 8 de junio de 2012

François Hollande


Lejos de que su opositor sea una liebre, François Hollande venció a Nicolás Sarkozy en las últimas elecciones presidenciales francesas. Con una carrera empezada en 1997 y pasos lentos y constantes, este personaje dedicado enteramente a la política sacó del almohadón presidencial a la derecha para sentar en él su cuerpo socialista.
     Si bien su trayectoria se remonta más atrás de 1997, años donde cumplió una serie de mandatos electorales en el departamento de Corrèze, fue en ese año que alcanzó la Primera Secretaria del Partido Socialista. Y largaron!
     Sin sobresalir en ninguna de sus funciones, se ha movido sin llamar la atención dentro de su partido; y ni hablar fuera de él. Se codeaba con coaliciones volátiles y tan fugaces que desaparecían y reaparecían con las estaciones.
     Fue recién en 2002 que volvimos a saber de él, cuando su pareja y colega, Ségolène Royal fue seleccionada como cabeza del partido para enfrentarse en las elecciones contra el mismísimo Sarkozy. El fracaso y las diferencias políticas terminaron por separarlos, luego de treinta años juntos y cuatro hijos. Un doloroso y sacrificado diez en política.
     Pasaron los años y así los escándalos sexuales y las desacreditaciones ajenas: Dominique Strauss-Kahn, favorito por el socialismo para enfrentar a Sarkozy, fue detenido en Estados Unidos por abuso sexual. Esa fue la chispa. La coyuntura perfecta para que la tortuga se hiciera notar: el discurso de un hombre calmo, de anteojos y frente ancha, ajeno a la masacre fratricida por la que pasaba su partido, prometía unificar a la izquierda y llevarlos a su norte.
     No es fácil recibir el control de un país involucrado en una convulsión económica; sin embargo, con pasos cortos y firmes, buscaría establecer una política anticrisis opuesta a la de la Unión Europea. ¿Rebeldía atrasada?
     Pasaron diecisiete años desde que el último socialista dirigía Francia. La confianza y éxito de la campaña de Hollande se basa en ese tiempo: tiempo en que la izquierda popular fue ganando adeptos y ahora, bajo un líder para nada radical, el apoyo que el gobierno recibirá del pueblo será amplísimo.
     Luego de una larga carrera, sabe que tiene tiempo para rearmarse. Y que tiene apoyo y buena imagen. Un político de 57 años, sacrificado y fiel a sus ideas, constante y seguro.
     La gente tiene fe en él. ¡Bonne chance, en français!

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